Por: Leidy Cañas Torres. Psicóloga. Magister en Psicología.
Gerente y Representante Legal de la empresa "Gerencia de sí mismo"
Este es uno de los aspectos más comunes de los sistemas filosóficos posthegelianos, pues de una u otra manera la filosofía contemporánea se despreocupa de lo trascendente con la excepción de la fenomenología y de otras corrientes como el humanismo y la neoescolástica, en algunos casos parece definirse por su oposición a lo trascendente (marxismo y filosofía analítica).
El materialismo conlleva a otras explicaciones, estableciendo como lo único y real: la materia. El destino, providencia y finalismo desaparecen como explicaciones últimas del universo; los procesos o hechos mentales son meros epifenómenos, negación del espíritu y de todo idealismo; se genera una reducción de lo cualitativo, dando mayor importancia a lo cuantitativo. La ciencia se encamina hacia la exploración de objetos observables, comprobables, físicos y modificables.
La sociedad y las personas en algunas circunstancias se preocupan por situaciones materiales donde la existencia, la consciencia y el ámbito espiritual no son tomados en cuenta. Por medio de la cultural y la convivencia social, se promueven otros aspectos relacionados con el dinero, el sexo, la moda, el consumismo, el materialismo y el superficialismo.
En resumidas cuentas se brinda más relevancia al afuera (mundo exterior), dando poca importancia a la tranquilidad y estabilidad emocional (mundo interior).
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