Por: Leidy Cañas Torres. Psicóloga. Magister en Psicología.
Gerente y Representante Legal de la empresa
"Gerencia de sí mismo"
Helen: la
verdad no sé qué hacer, por la noche pienso en él, cuando me levanto pienso en
él, a toda hora pienso en él. Lo comparo y él es el elegido. No hay otro como
él.
“Ven por favor no estés con ella. Vente
conmigo. Déjala, bésame a mi y no a ella…”
Helen: me
dejo por otra, prefirió a otra y yo lo quiero a él. ¿Qué hago?, no dejo de
pensar.
“Con solo pensar en su cuerpo me enamoro de nuevo, no tiene cuerpo escultural, es más, es un flacuchento... pero es mi preferido, con solo pensar en su sonrisa y en su forma de ser, ¡me muero!, con él me quiero casar. No quiero pensar en otro. Tiene todo lo que me gusta de un hombre y no creo que lo encuentre en otra persona. Tiene todo. Pero, me dejo por su debilidad, por un aspecto carnal”.
“Con solo pensar en su cuerpo me enamoro de nuevo, no tiene cuerpo escultural, es más, es un flacuchento... pero es mi preferido, con solo pensar en su sonrisa y en su forma de ser, ¡me muero!, con él me quiero casar. No quiero pensar en otro. Tiene todo lo que me gusta de un hombre y no creo que lo encuentre en otra persona. Tiene todo. Pero, me dejo por su debilidad, por un aspecto carnal”.
Terapeuta: ¿Esa persona te busca?, ¿conversa contigo?, ¿te trata bien?
Helen: No, “Solo me ha coqueteado. En eso ha dirigido su
atención. El día de mi cumpleaños no quiso hablar conmigo, y por lo general se
mantiene ocupado.”
Terapeuta: entonces, ¿qué es lo que te enamora de él?
Helen: es él. Su cuerpo, su forma de ser.
Terapeuta: cuéntame un poco, ¿quién es él?
Helen: “Bueno parece una persona inocente, muy concentrado
en su trabajo, muy tímido, los temas que maneja no los maneja otra persona. Es
muy astuto, muy inteligente, su sentido del humor lo hace con inteligencia”.
“Además, no aguanto mi realidad y me desconcentro mucho, más
cuando pienso en él, pienso en sus logros y en lo que ha efectuado; me
pregunto ¿cómo ha hecho para no distraerse? ¿cómo lo hace? Y cada vez que
pienso en eso, me gusta mucho más. Hay veces pienso que encontré el amor de mi
vida”.
Terapeuta:
¿Eso que tiene él, lo tienes tú?
Helen: Sí. Pero, por
momentos no sé quién soy, me siento vacía, siento que nadie me quiere. Siento que
no soy importante. Con su elegancia, con su sencillez, es más, no
necesita mostrar el cuerpo y llamar la atención, pero la llama. Veo como a
pesar de eso, pareciera no importarle. Simplemente se levanta todos los días y es
él. Hace lo que le gusta.
Terapeuta:
¿Y tú haces lo que te gusta?
Helen: Hay veces sí, pero
me desconcentro mucho. Simplemente creo que nadie me quiere, a pesar de que me
buscan muchas personas, creo que no soy importante.
Se continua con el trabajo en el sí mismo…
Terapeuta: dime en estos momentos ya te sientes mejor.
Helen: Sí Doctora.
P.D. Diálogo terapéutico.
Por: Leidy Cañas Torres. Psicóloga. Magister en Psicología.
Gerente y Representante Legal de la empresa "Gerencia de sí mismo"
P.D. Diálogo terapéutico.
Por: Leidy Cañas Torres. Psicóloga. Magister en Psicología.
Gerente y Representante Legal de la empresa "Gerencia de sí mismo"
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