miércoles, 24 de octubre de 2018

¿Cómo percibimos nuestra realidad?



Por: Leidy Cañas Torres
Psicóloga. Magíster en Psicología 
Representante Legal de la empresa 
"Gerencia de sí mismo"

Cuántas veces le decimos bobo o tonta a otros por el simple hecho de no ver lo que estamos percibiendo en ese momento. Y no se trata de ver un objeto como tal como una puerta o una silla, sino de la interpretación de la realidad personal, esa que vivimos a diario. 

Compartimos creencias y valores y por medio de ellas nos apropiamos de contextos hacia lo real. En este caso nos apropiamos de lo que significa la vida; el amor, la amistad, los valores, la familia, los grupos, entre otros, para muchos es un tema irreal, llevado por un ideal, para otros es costumbre y está bien para algunos, pues se actúa como lo hacen los demás así sea dañino o menospreciado. El maltrato y la violencia en ocasiones entra en estas instancias, la falta de amor, la falta de autoestima y la poca perseverancia pueden llevar a estados de baja satisfacción permanente, aunque siempre están ahí, es tan común que no se desligan de la realidad ni del pensamiento construido.  

Partir de otra realidad es complejo pues es como dejar de comer el alimento que diariamente se recibe. Apropiarse del amor hacia sí mismo es una tarea difícil y mucho más apropiarse de sentido y de significancia para sí como para los demás.

Hay realidades dadas por los símbolos cotidianos: las marcas, el mercadeo, los medios de comunicación, todos ellos, día a día nos inducen, nos crean percepciones y vivencias que son dadas a actuar pero que de una u otra forma no somos conscientes de ellas o del porqué nos comportamos de determinada manera. Un ejemplo a partir de los símbolos e imágenes se encuentra detrás de un comercial como Coca Cola o Nike –busca un una marca que te guste, cualquiera…, aunque algunas de ellas no siempre llevan a la inestabilidad-, ni qué decir de la información dada por las noticias nacionales y también por las internacionales, mensajes que nos llevan a alimentarnos diariamente, productos, procesos, etiquetas, todas focalizan realidades, estructuran gran parte la psicología del contexto, la percepción y la psicología del espacio.  


Hay otras realidades construidas por tu familia de origen y por tu contexto social; modelamiento -modelado- hacia la forma de pensar e interpretar, a la vez hacia la manera de accionar. Hábitos que se instauran al comer, al caminar, al hablar y al representarse, identidades que te da el otro y con la que te acostumbraste aún sin saber que en ocasiones has cambiado de ser o de parecer, un ejemplo a representar se encuentra en las culturas que les gusta el ruido constante, por lo general son erudiciones extrovertidas que llevan a estar afuera -referido como ser para los demás no para sí mismos- y a la expresión constante –para muchos es una forma de gustarle la calle-.  En la cultura se comparte, se abre espacios de creatividad  e imaginación, sin embargo, cuando la persona quiere otro espacio para sí mismo, como una forma de meditación o una búsqueda del alma al querer escribir, cantar, o colorear, en muchos casos esos hábitos y la misma costumbre no se lo permite porque ese lugar o ese contexto lleva a estar embriagado por el ruido y por la excitación superflua en casos extremos, ahora bien, ¿qué se pude hacer?, aclarando que no es una forma de desestructurar lo que se encuentra, o de menospreciar lo que se actúa, todo lo contrario es la búsqueda a observar lo que se quiere y lo que se es. 


Hay un cuento llamado “piel de foca, piel de alma” plasmado en el libro de Pinkola Estés en el que se ilustra la forma de vender la propia vida o la propia  alma en casos en los que quieres estar y en otros casos extremos se te obliga a ello, en ocasiones, algunas personas no se percatan de que el cambio es necesario. No se puede seguir siendo adolescente eterno, no siempre la música fuerte es necesaria, donde hay una voz interior que te lleva a ese despertar o a ese interrogatorio personal de cómo te está andando y de cómo soportas algunas palabras o algunos tratos que no corresponden con tu realidad. 

Realidades, ves, la cosa no es tan simple…

Hay otras realidades en el subconsciente dado por esos cuentos, expresiones o imágenes que recreaste desde pequeño, momentos y vivencias que no se tienen claras, están ahí en tu psiquismo, salen y desaparecen, se muestran en sueños y de repente no sabes porqué, es más se genera la inquietud sobre si es real o si simplemente es algo que te inventaste. Para ilustrar este ejemplo se encuentra una película llamada “La memoria de Marnie” https://youtu.be/JeDyp2JkvEs en ella se observa como la historia de familia, busca mostrarse constantemente, aparece en sueños, visiones y representaciones, en ocasiones reales y en otras no tanto, dado por la confusión que implica el mismo desconocimiento. De nuevo, dado la reciprocidad hacia nuestra propia vida, nos creemos divididos y no lo estamos. El inconsciente habla, habla constantemente, verlo o no verlo es tu elección. 
Para finalizar, ¿cuántas realidades podemos tener? ¿Cuántas realidades podemos evocar? ¿Qué nos queda? ¿Con qué nos cobijamos? ¿Qué es lo que apropiamos? ¿Qué es lo que elegimos?   

Te invito a ver el siguiente video en el que se relaciona las realidades con los cambios de paradigmas -nuevas formas de interpretar la realidad- y como se genera resistencia a imágenes preconcebidas. 
Seguí observando, construye nuevos conceptos 👩‍💻

Bibliografía 
Jung, C. G. (2010). Sobre el desarrollo de la personalidad. Madrid: Trotta.

Martuccelli, D. (2017). La individuación como macrosociología de la sociedad singularista.
Stevens, A. (1994). Jung o la búsqueda de la identidad. Madrid: Debate.
Villalobos, M. (2008). Hilaturas Hebras Arquetipales. Tique.

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