POR: LEIDY CAÑAS TORRES
Psicóloga. Magíster en Psicología
Gerente y Representante Legal de la empresa
"GERENCIA DE SÍ MISMO"
En
la adultez intermedia o en la mitad de la vida se
encuentran actuaciones e intervenciones recurrentes llevadas por la inmediatez,
enfoques como la moda, el consumismo, el superficialismo, entre otras, son
tendencias y situaciones paradójicas que llevan a la búsqueda de algo más…
Por medio de algunas construcciones
sociales en la mitad de la vida, se escuchan suposiciones relacionadas con una
finalidad u obviedad de estar bien; los conceptos bajos de autoestima, el
desprecio y la generación de opiniones sobre
las cuales la persona siente que no le están retribuyendo lo suficiente a lo que esperan, quedan supeditadas por
esas suposiciones de incertidumbre e inseguridad. En la mitad de la vida se
puede encontrar: confusión, enfermedad o
trauma; cuando las personas
vivencian o experimentan estrés o angustia, en ocasiones no encuentran salidas, se apegan a
circunstancias que les hacen daño, generando inconformidad, sufrimiento y desasosiego
De esta manera, el autoreconocimiento y
el crecimiento personal, son temas requeridos en el proceso de individuación. La persona pasa por sucesos y al llegar a una
determinada edad empieza a cuestionar lo que ha hecho y lo que ha dejado de hacer, los cambios y las vivencias producen
cuestionamientos y confusión, racionalizando hechos y circunstancias que la consciencia o el
mismo individuo no logra entender. (Jung, 2004)
Es importante detallar como la adultez
intermedia se relaciona con un proceso evolutivo, en el que surgen etapas y
circunstancias especificas, además emergen experiencias, percepciones y vivencias que solo la persona
puede explicar. Las necesidades que se generan en el individuo pueden ser
desarrolladas a partir de un proceso de continuidad, comunicación y tranquilidad.
Entre los treinta y cinco y cuarenta y cinco
años aproximadamente surgen cuestionamientos relacionados con la mitad de la vida, el desarrollo del yo busca
transformarse en la maduración del sí mismo, al darse el cambio el hombre cree que puede
seguir en la segunda mitad de la vida con principios y medios de la primera. La
mitad de la vida a de ajustar la realidad exterior, exigiendo la reducción a lo esencial, la
introspección en lugar de expansión, y el camino hacia lo
interior. (Jung, 2004)
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