lunes, 5 de noviembre de 2018

La Adultez Intermedia Y Su Relación Con Jung


Por: Leidy Cañas Torres 
Psicóloga. Magíster en Psicología 
Representante Legal de la empresa
"GERENCIA DE SÍ MISMO 

En la adultez intermedia surgen algunos cuestionamientos, el desarrollo del yo busca transformarse en la maduración del sí mismo, al darse el cambio el hombre cree que puede seguir en la segunda mitad de la vida con principios y medios de la primera. La adultez intermedia a de ajustar la realidad exterior, exige la reducción a lo esencial, la introspección en lugar de expansión, el camino hacia lo interior.

En la adultez intermedia surgen aspectos inconscientes que pueden confrontar a la persona, se generan cuestionamientos, muchos de ellos relacionados con preferencias e incorporación de nuevas actitudes que anteriormente parecerían extrañas o poco aceptadas. Se presenta la confrontación por los propios gustos, la persona puede empezar a sentirse inseguro, generando desorientación, perdiendo el equilibrio; la seguridad dada por ideas o pensamientos que hasta el momento le generaba tranquilidad quedan supeditadas por las vivencias o pensamientos de cambio en el ámbito psicológico como en el ámbito físico.

La individuación esta relacionada con la unidad independiente e indivisible, -un todo-, proceso que produce un individuo psicológico, en este proceso se encuentran dos fases: la de expansión en la primera mitad de la vida y la de la introversión en la segunda.

El yo es entendido por Jung (2010) como el núcleo consciente de la persona, el centro de su obrar y juzgar. En la primera parte de la vida, en la formación con la niñez, el niño comienza a desarrollar aspectos conscientes e inconscientes, apartándose cada vez mas de ese mismo inconsciente y formando un yo consciente.




Jung percibía de manera contundente que es en la adultez intermedia, cuando se presenta la oportunidad de realizar el máximo potencial (Jung, 2010). Observa que en el pasado, -en la primera mitad de vida- se desarrolla preferencias naturales o innatas, y prevé como en diversos contextos se brinda importancia de acuerdo a su interés o experiencia vital, vivencias como, establecer en una carrera, casarse, levantar niños, ser el mejor, entre muchas otras, fundamentan y llevan a alcanzar los niveles de ego. 

Reconoce tres etapas principales de la vida, la infancia, la juventud y la edad adulta comenzando alrededor del cuadragésimo año; enfatiza en considerar que la vida realmente comienza a partir de la mitad de la vida o adultez intermedia.

De esta manera, el hombre desarrolla una persona o máscara que se amolda a las expectativas del entorno, donde busca afirmarse y protegerse a un mundo físico. En la primera mitad de la vida construye una persona firme y fortalece su yo, paralelamente sale la imagen reflejada del yo, la sombra, compuesta por rasgos muchos de ellos reprimidos y no vividos. La sombra (Jung, 2002) no es identificada solamente como negativa u oscura, cada cualidad, rasgo o característica tiene su opuesta, siendo también positiva, cuando se cree cultivar solo una cualidad, el lado contrario, actúa y se fortalece fuertemente en el inconsciente.

En este punto la oportunidad se puede presentar a través de una crisis u otra, para hallar el propósito propio de la vida, el desarrollo humano entendido para Jung como el proceso de individuación, (Jung 2010, 2004) proceso de plenitud que requiere que cada persona se encuentre a sí misma, diferenciando el ego y estableciendo en lo posible la incorporación de su aspecto contrario, siendo una tarea de segunda mitad de la vida o adultez intermedia, sin tratar de evitar ser estático y aferrado a la vivencia ya pasada en etapas anteriores.

En la adultez intermedia se encuentran dos componentes de contradicción: 




Se refiere a no no ver la parte contraria de la actitud consciente. La limitación, endurecimiento y obstinación creados por las experiencias y los conocimientos. Se relaciona con el apego o el aferramiento de antiguos valores y las costumbres practicados o interactuados en un contexto o grupo social. Por lo general en este aspecto se mediatiza la forma de comportarse siendo llevado por gustos diferentes a los requeridos en el contexto vital e individual de una persona. 

El segundo componente se encuentra relacionado con hacer conscientes algunos valores o polaridades. Muchos de estas contradicciones aparecen en esta etapa de vida porque en etapas anteriores los egos o intereses personales no eran tenidos en cuenta o no generaban la priorización que se requiere. El egoísmo y orgullo se puede ser mediatizados por el compartir y el interés comunitario, la sensatez sería uno de los puntos a ejemplificar dado la aceptación de singularidades personales y aceptación de sí mismo. Se enmarca en procesos de introspección diferentes a procesos de extroversión; la aceptación se adapta a partir   de aspectos personales, más que por gustos o preferencias mediatizadas por el otro o por el contexto social. 

Para ampliar algunos aspectos relacionados con las polaridades o contradicciones a continuación se ejemplificará algunas descripciones: 

Jung desarrolla el concepto de ánima y animús, para realizar un trabajo interno consciente, con relación al ánima (Jung, 2002) manifiesta como se  requiere no deprimir los humores, emociones,  y afectos, a la vez se busca evitar desvalorizar algunos aspectos como si fueran debilidades; se requiere expresar la parte inconsciente para escalar aspectos conscientes. Hay que aprender a utilizar y valorar los opuestos de las preferencias, los introvertidos desarrollar su extraversión, los sensoriales su intuición, los críticos su receptividad, entre otras.

En la adultez intermedia, se revalúan los rasgos femeninos y masculinos, la aceptación de otros gustos u aptitudes requiere de madurez y seguridad.

En ocasiones mucho de lo que le atrae de un hombre o una mujer lo puede llevar en sí mismo, siendo además poco fácil para un hombre con la masculinidad muy arraigada y varonil aceptar sentimientos y creatividad en algunos aspectos; los rasgos femeninos relacionados con lo creativo, con los sentimientos, con lo delicado, entre otros, se proyecta en las mujeres, sin embargo, una persona de sexo masculino puede llegar a admitir y rechazar esa parte en él, puede llegar a un ideal de fascinación constante hacia el femenino en este caso representado en las mujeres. 

Para Jung (2002) una técnica importante para la educación del ánima es la conversación con los propios sentimientos, estados de ánimo y el propio inconsciente, además es necesario el desarrollo consciente de la estructura de un sentimiento. La adaptación al cambio y la sensibilidad artística, entre otros, ejemplos que se encuentran relacionados con el símbolo, el arquetipo y la religión, los cuales amplían y desarrollan conceptos para trabajar el inconsciente y hacer un desarrollo consciente con el ánima y animús  propuestos por Jung.  

Para la integración del Animús en la mujer las exigencias ascéticas y morales son importantes para salir de estereotipos y prototipos relacionados en algunos casos con el instinto protector e instinto maternal, se integran acciones relacionadas con el empeño práctico, responsabilidad, seguridad, determinación, apropiación de sí, coherencia entre sentimientos y acciones; se adecuan experiencias prácticas en el desarrollo e incorporación del sí mismo. 

Uno de los aspectos que se retoma en la adultez intermedia es el concepto de comunidad/orgullo concepto que ayuda a integrar el ánima, animús y al hombre dentro de la comunidad, la persona por una parte es lo suficientemente modesto, no se siente solo y esta acompañado por los demás, es capaz de abrirse al otro sinceramente reflexionando e introyectando sus estados de ánimo y sus contra posiciones. De acuerdo a la actitud y postura recibirá de su comunidad una ayuda eficaz para integrarlos “ánima” y “animús” alcanzando anímicamente el equilibrio. Si por el contrario se es demasiado orgulloso la persona se aísla obstaculizando su integridad y la relación con los demás.




Otros conceptos referidos por Carl G. Jung

Para Jung (2003) el Inconsciente colectivo era compartido por todas las personas, Además de la existencia del inconsciente individual. Jung postula la existencia de un inconsciente colectivo, compartido por toda la especie humana. Más allá de los condicionamientos culturales que definen sus formas de manifestación, la espiritualidad es un principio intrínseco a la psique humana. 

Por arquetipo (Jung, 2002) entiende “imágenes que reflejan modalidades universales de experiencia y de comportamiento humano”, llamadas imágenes primordiales, sus características siguen unas pautas profundas y autónomas además de universales, carecen de forma en sí mismo actuando como un principio organizador sobre las cosas que vemos o hacemos. Sería una tendencia innata (no aprendida) a experimentar las cosas de una determinada manera. Por el estudio de los arquetipos, se consideraba al inconsciente como un principio creativo e inteligente, que vinculaba al individuo con la totalidad de la humanidad, y la naturaleza e historia del ser humano a partir de su evolución. los arquetipos emergen del inconsciente colectivo, se manifiestan como pautas de conducta inherentes a todo ser humano, acumulándose como consecuencia de las experiencias vitales de todos los antepasados a lo largo de la herencia filogenética, social, cultural e individual, quedando impresas en el psiquismo. 

REFERENCIAS 

Jung, C. G. (1943). Tipos psicológicos. Sudamericana.
Jung, C. G. (1970). Los complejos y el inconsciente. Madrid: Alianza.
Jung, C. G. (2000). Psicología y Alquimia. Barcelona: Plaza y Janés.
Jung, C. G. (2002). Los arquetipos y lo inconsciente colectivo. Madrid: Trotta.
Jung, C. G. (2004). La dinámica de lo inconsciente. Madrid: Trotta.
Jung, C. G. (2010). Sobre el desarrollo de la personalidad. Madrid: Trotta.
Jung, C. G. (2011). Aion Contribuciones al simbolismo del sí mismo. Madrid: Trotta.
Jung, C. G. (2011). Psicología y simbólica del arquetipo. Paidós.

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