Por: Leidy Cañas Torres. Psicóloga. Magíster en Psicología.
Resumen:
Con frecuencia he cuestionado y he tratado de ahondar sobre la posibilidad de evidenciar niveles de conciencia.
Cuando entro en el ámbito me surgen dos preguntas, la primera relacionada con lograr evidenciar y la segunda es sobre la cuestión del ¿porqué querer evidenciar a los demás? Si bien es un fin personal, también es un fin investigativo, de conocimiento.
“El desconocimiento también es sufrimiento”.
Con los nuevos paradigmas se ofrecen otras propuestas y alternativas hacia los niveles de conciencia. Se ha investigado exhaustivamente en lo medible y en lo cuantificable, mucho de ello relacionado al cuerpo físico focalizados en conceptos a partir de la biología, la composición química, los genes, la estructura física, la información filogenética, entre otras, sin embargo, a pesar de todas las propuestas e investigaciones, se conoce poco sobre las distintas energías que conforman la materia entre ellas al ser humano y lo que otros plantean como negación en aspectos relacionados con la energía, el espíritu o la materia.
Se puede responder a preguntas como, ¿las investigaciones pueden informar o explicar el efecto de los niveles de conciencia sobre la excases de la pobreza en el País? ¿Por qué el sufrimiento?
De ahí que, cada persona puede elegir o instaurar su realidad. Sí se observa una realidad en el ámbito comunitario vivenciado por algunas personas en diferentes contextos, se encuentran varios matices, entre ellos: supervivencia económica, roles de poder y abusos en aspectos políticos, entre otros.
Paralelo a los contextos de abusos y de desinterés, por medio de un fin individual y colectivo, con un discurso planteado bajo ámbitos culturales y cobijado por otros enfoques de realidad, se encuentra además, personas con un espíritu altruista llevado a fines sociales y comunitarios, ejemplos amplísimos, de los que muchos dan sentido de vida, estructuración de realidad, valor y cooperación.
Palabras claves: paradigmas, niveles, conciencia, cuantificable, realidad, vivencia, sentido de vida, altruismo.
Abstract:
A continuación usted visualizará información relacionada con la dualidad de dos posturas: la postura Lógico-Positivista y otra postura Humanista - Analítica.
Al margen de un eje problemático: El valor científico de la lógica-positivista frente a la naturaleza de los objetos de estudio, como de su transformación y la postura epistémica en la que la elección o evidencia se enmarcan bajo la aceptación y credibilidad de los niveles de conciencia en su medida vivenciados y plasmados en una realidad.
Según referencia y plateamiento de Guigan, (1974) se hace la siguiente pregunta ¿es posible que una investigación lleve al fracaso o una baja densidad? ¿Se acerca a la realidad cuando se plantea un proyecto de investigación? ¿Hasta qué punto el investigador ya sabe lo que va ha investigar? o ¿siempre hay conceptos por explorar así el crea en una realidad ya concebida por sus experiencias y/o sensaciones? (Núñez. & Novoa., 2014).
En ese mismo sentido, partiendo del individuo o ser como único e irrepetible, Guidano, (1991) argumenta su postura como sujeto pensante y actuante, y cómo a través de él se genera una realidad por medio de una lógica sistémica de transformación; donde la realidad puede estar construida por un conjunto de expresiones, de símbolos y múltiples lenguajes, los cuales hacen que la argumentación y especificidad de ideas sea compleja al tratar de establecer, determinar, y transmitir alguna experiencia o información (Núñez & Novoa, 2014).
El sujeto crea paso a paso argumentos de su realidad; este precepto se correlaciona con ideas y fundamentos posiblemente creados a partir de la infancia, por medio de lecturas, ideas, sensaciones, vivencias, experiencias, entre otras; el individuo promueve construcciones de sufrimiento o de felicidad, a la vez acepta el mundo intencionado, partiendo de las experiencias vivenciadas en la infancia o etapas de desarrollo a temprana edad (Roggers, 1977).
A continuación se describirán preceptos o pensamientos filosóficos respecto al individuo.
La escasa valoración de la realidad trascendente (Dios y el mundo espiritual), lleva a nombrar uno de los aspectos más comunes a los sistemas filosóficos posthegelianos, pues de una u otra manera la filosofía contemporánea toma un direccionamiento poco fuerte con respecto a lo trascendente y con la excepción de la fenomenología y de otras corrientes como el personalismo y la neoescolástica, en algunos casos parece definirse incluso por su oposición -marxismo, vitalismo, filosofía analítica- (Verneaux, 1989).
Por otra parte, la crisis de la razón, también lleva a la duda respecto a que la filosofía pueda alcanzar una descripción de la realidad, al menos en el sentido fuerte de racionalidad, dominada durante la mayor parte de la historia.
La razón como el instrumento para el conocimiento absoluto (objetivo, universal, informativo y explicativo), en algunos casos expresamente se reivindica con el irracionalismo (Nietzsche), en otros porque se defiende, también al ámbito de la finitud (marxismo, existencialismo) y finalmente, porque se declara que solo la ciencia es capaz de obtener un verdadero conocimiento de la realidad propuesta en el positivismo, neopositivismo y filosofía analítica (Hoyos & Vargas, 2002).
Por dichas razones, el conocimiento del hombre en otras instancias depende de la actividad del hacer material; el hombre va comprendiendo gradualmente los fenómenos, las propiedades y las leyes de la naturaleza, así como las relaciones entre él mismo a través de su actividad en la producción y como por medio de ella va conociendo paulatinamente en diverso grado determinadas relaciones existentes (Abarca, 2007).
El materialismo conduce al campo de la explicación como lo único y real, en este caso la materia. El destino, la providencia y el finalismo desaparecen como explicaciones últimas del universo; los procesos o hechos mentales son meros epifenómenos, negación del espíritu y de todo idealismo. En determinadas instancias pareciera que la ciencia se ocupa solo de objetos observables, físicos y comprobables (Vasco, 1990).
Será que el materialismo ¿promueve una escasez de valores? Muchos de ellos precarios y observados desde años anteriores, quizás ¿enfocándose a la parte comercial o consumista de alguna idea o producto impartido por algunos medios de comunicación?
De esta forma, la interpretación como algo subjetivo, algo que no está a simple vista y que en algunas ocasiones puede ser el complemento de una vivencia o percepción (González, 2003), queda a la merced o simplemente lleva a un rumbo de intereses superiores, en ocasiones nefasto para la realidad aprendida.
Aunque la materia tiene diferentes acepciones, en este caso, es todo aquello que se puede ver, tocar, es decir, todo lo que es tangible, lo subjetivo pareciera llegar a la deriva, dado que comprobar sí es real o no, nos lleva a la discusión. La manera de pensar y de resignificar la realidad vivenciada por cada persona en particular puede influir y estar relacionada con la filosofía de la sociedad en la cual se encuentra inmersa (Hoyos &Vargas, 2002).
Enfatizando, Núñez, (2014) argumenta como por medio de investigaciones, la persona incluyendo al investigador puede ser y es capaz de ir más allá de sí mismo, venciendo su propia subjetividad; si llega a establecer su visión más allá de los preceptos, de las construcciones sociales y culturales puede encontrar conocimientos y experiencias relacionadas con niveles de conciencia. Más aún, puede formular o accionar su visión o responsabilidad de su yo y como por medio del otro interfiere en la observación de otras realidades (Steiner, 1984).
No obstante, por medio de estereotipos influenciados bajo estas características muchas personas se muestran inseguras al buscar constantemente lo que el consumo les proporciona; cuando no cumple con patrones sociales establecidos se generan inferioridad e insatisfacción como persona, promoviendo inconformidad, enfermedades físicas y psicológicas, en algunas circunstancias, las personas no encuentran soluciones para el problema, enmarcado por conductas y patrones desde el vacío o estados bajos de satisfacción personal (Clemente, 1996).
Es más, si se tiene una percepción y postura lógico–positivista hacia la medición de los niveles de conciencia, se llegaría a relacionar con un paradigma en el que se asume la existencia por medio de una sola realidad, esto lleva a que no se puede encontrar como tal la objetividad en la conciencia.
Repitamos, al respetar una idea, una postura, una teoría o un concepto, por más absurdo que parezca, se pueden acarrear soluciones y respuestas a preguntas no resueltas, inclusive se puede llegar a generar cambios de estructura y paradigma en una sociedad (Vasco, 1990).
Otras posturas
Ahora bien, al hablar de niveles de conciencia y al presentarlo como una experiencia dada por una vivencia o un conocimiento, también se encontrará otro sesgo o miedo. Según Cloninger, (1994) quienes retoman posturas relacionadas con las conductas y experiencias vivenciadas por la sociedad, -muchas de ellas pueden llegar a percibirse como paranormales-, han llegado a ser criticados cuestionando el desconocimiento y por ende la asociación de padecer problemas psicológicos, enfermedades mentales o trastornos patológicos (Guy, 1995).
¿Será que una sonrisa puede llegar a ser considerada psicótica? no lo creo. ¿Y qué hay con un estado de satisfacción emocional, un cariño o expresión de afecto? En cuanto sí tienes conciencia y cordura, además de tener coherencia solo es una experiencia real, una más.
Sumando, se encuentran hechos y situaciones que no cumplen con los patrones establecidos y monótonos de la sociedad; el sentido de vida, el estado existencial, los niveles de conciencia, la relación espiritual, muchos de ellos son descartados y rechazados como patrones anormales, donde la búsqueda personal queda atrofiada generando mas consumismo y apego a lo material (Erikson, 1968).
Investigaciones como la de Davis, (1999) han detectado que las personas tienden a discutir poco sobre las experiencias picos (otras vivencias), no encuentran las palabras adecuadas para describirlas sintiendo miedo a que las subestimen, los crean con trastorno mentales, síntomas psicóticos o en su percepción coloquial como “locos”.
Querer detallar una sola vivencia como única y unitaria para todos los individuos lleva a que muchos autores como Gongalves, (1989) y Mahoney, (1991), fundamenten diferentes enfoques hacia una nueva apertura y búsqueda de conocimiento personal. A partir de una visión post-racionalista, el observador se encuentra a sí mismo como fuente de toda realidad, partiendo de que hay tantas realidades como multi-universos (Pérez, 2012).
En concordancia Maslow, (1993) por su parte, introdujo el término experiencias meseta, términos relacionadas con los niveles de conciencia, -el soporte científico de estas percepciones se explican en estos momentos por medio de la psicología humanista- detalles referidos a las vivencias positivas de mayor duración y menor intensidad que las experiencias pico.
Dentro de la psicología humanista existencial también se encuentra a Heidegger, (1998)quien plantea lo ontológico-existencial refiriéndose al ser, Dasein. La existencia en el lenguaje mítico se denomina alma y en el filosófico se llama “Existencia”. Se trata de un ser que se encara con todo el ser cósmico. Ser sí mismo, sin convertirse en objeto para sí.
Aunque las respuestas científicas han sido poco argumentadas, nuevas propuestas muestran hipótesis diferentes, como la del físico Capra (2000), que desarrolla en profundidad la posibilidad de un encuentro entre las ciencias exactas actuales como la física, las antiguas filosofías orientales y la espiritualidad.
Capra (2000), descubre como la Física Cuántica cambia las representaciones del mundo y como se trasciende la concepción que hace ver a este como un mundo de objetos no separados. El mismo autor señala que la noción de bloques constructivos materialmente debe ser cambiada por una interconexión de hechos, llevando al tránsito de una visión mecanicista a una visión sistémica; lo anterior fundamentado a partir de presupuestos básicos dados por el budismo y el taoísmo.
En el libro el Tao de la Física, Capra, (2000), concluye que las tradiciones místicas orientales, la física atómica y subatómica llegan al conocimiento íntimo de las leyes del universo a través de distintos caminos, aún con conclusiones idénticas. Los conceptos si son realizados con la rigurosidad necesaria podrían cambiar la validez y el abordaje intuitivo e introspectivo de la ciencia.
En consecuencia, sería importante detallar o evidenciar algunos conceptos a partir de la definición de los niveles de conciencia y con referencia a aspectos como la claridad, la amplitud, el amor, la paz, la alegría, la fuerza, el valor, la voluntad, la verdad, la existencia, la inteligencia emocional, la identidad, la personalidad, entre otras. Estas son cualidades de la verdadera naturaleza en muchas de sus dimensiones, dones que demarcan perfección. Enfatizando que estas diferenciaciones son horizontales de la dimensión casual y estas excelsitudes pueden surgir de la experiencia delimitada o diferenciada en las cualidades (Davis, 1999).
Conclusiones
¿A partir de la experiencia se puede medir los niveles de conciencia?
De acuerdo a las situaciones y teorías expuestas, se relata la intención de evidenciar niveles de conciencia desde una postura lógico – positivista. Sin embargo, hay investigaciones ya planteadas por medio de la física cuántica las cuales sustentan y desarrollan posturas científicas, estructuradas y elaboradas desde una concepción formal.
A partir del análisis y estructura de aspectos de la conciencia el individuo o persona se reconoce a sí mismo por medio del lenguaje. Partiendo de la experiencia y vivencia se puede resignificar, proveer y darle forma al mundo (Bertheir, 1995).
En ocasiones algunas acciones y actuaciones son reflejo de conductas previamente aprendidas y establecidas; la pobreza física y mental, la ansiedad y el sufrimiento son ejemplo de muchas de ellas. Si se argumentan experiencias pico, experiencias significativas y niveles de conciencia, se puede ahondar y fundamentar construyendo otras realidades en la que el conocimiento y los valores se adentra para generar equilibrio, bienestar, fortalecimiento, satisfacción, y coherencia.
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